Relato de viaje

Viaje de lectores de «Peru-Spiegel» a Pozuzo


El viaje de lectores de la revista «Peru-Spiegel – Espejo del Perú» fue un viaje de aventura y donde tuvimos la oportunidad de conocer paisajes inolvidables, gente muy amigable y tener contacto con la naturaleza (algo que pasa muy poco, que debemos aprovechar y valorar cuando estamos en contacto con ella). 

Partimos de Lima en un bus privado a las 2 de la madrugada. Estábamos emocionados y con gran expectativa de lo que econtraríamos durante el viaje y en el destino final. Nos acompañó María Egg, muy amiga nuestra y descendiente directa de los primeros colonos, quien ha tenido la suerte de vivir muchos años en Pozuzo. Mejor guía no pudimos tener, ¿verdad?

Poco a poco pasaban las horas y el cansancio se iba manifestando en cada uno de nosotros ... nos quedamos dormidos, aunque el bus no resultó muy cómodo que digamos.

Nos fuimos despertando con el amanecer. Ya habíamos pasado Ticlio y nos aproximábamos a nuestro primer destino: la hacienda «La Florida» en Tarma. Llegamos aprox. a las 8 de la mañana. Nos recibieron con gran alegría y muchas delicias para desayunar, preparadas por ellos mismos («hecho en casa»): pan, manjarblanco, mantequilla, por lo que algunos se apresuraron en hacer sus pedidos para llevar de regreso a los engreídos de la casa. Además nos mostraron la hacienda, inclusive un árbol que existe desde la época de los españoles.

Seguimos nuestro recorrido hasta llegar a la hora de almuerzo a Oxapampa. Pudimos visitar la Plaza de Armas y la iglesia, hecha totalmente de madera. Almorzamos y partimos hacia Pozuzo.

Después de un camino guiado por las cigarras, ya que el último trecho a Pozuzo lo hicimos en plena oscuridad, avanzamos lentamente y finalmente llegamos a las 8 de la noche al lugar esperado: Pozuzo. Cada uno fue ubicado en uno de los dos hostales elegidos, el Hostal Prusia y el Hostal Tirol, ubicados en Prusia, a 15 minutos del centro de Pozuzo. Comimos y de frente a dormir. Después del largo viaje todos estábamos agotados y deseosos de que empiece el siguiente día.

Al día siguiente empezaron nuestras visitas y en tres pequeños micros nos trasladamos a hacerlas. Cruzamos un puente colgante a pie (uno de los tantos que se encuentran en estos lugares, ya que son el mejor método para cruzar los ríos) sobre el río hasta llegar a una casa típica de madera al otro lado. Pudimos apreciar el molino y el trapiche, construcción rústica de madera para obtener el jugo de caña usado en la elaboración del licor de caña. Es una casa típica, porque la mayoría de las casas en los alrededores de la ciudad están rodeadas de jardines, árboles, cerros cubiertos de vegetación, tienen ganado (mezcla de cebú con razas europeas), etc.

Llegamos luego al pueblo llamado Santa Rosa, donde también nos recibieron calurosamente. Dejamos nuestras mochilas. Empezamos una pequeña caminata de 30 minutos hasta Playa Grande, donde todos los que quisieron y se morían de calor pudieron darse el gusto de un rico chapuzón en el río. ¡Realmente relajante!

Visitamos una antigua casa de madera frente a la playa de la familia. Cuando todos estuvimos listos, emprendimos el regreso a Santa Rosa, donde nos esperaba un almuerzo a lo grande, junto con el alcalde de Pozuzo, José Müller (fallecido hace poco por causa de un accidente de transito). Ahí mismo pudimos conocer y conversar con algunos pobladores de la zona, descendientes directos de los antiguos colonos austriaco-alemanes. Nos contaron su estilo de vida y sus experiencias en este bello lugar.

Camino a la ciudad, ya de regreso, visitamos el albergue Toropampa, rodeado de naturaleza.

Esa misma noche, jóvenes de Pozuzo representaron para nosotros en la Municipalidad de Pozuzo bailes y canciones típicas, gracias a la organización del alcalde José Müller Randolf.

Felices de haber conocido tanto durante todo el día, regresamos nuevamente cansados a los hostales. Por la noche hubo tormenta y algunos se quedaron pegados a las ventanas, embelezados por los rayos, truenos, relámpagos y la lluvia, no acostumbrados a ver en Lima.

A la mañana siguiene hicimos un recorrido por el centro de Pozuzo. Visitamos el Museo Schafferer, el cementerio, el Centro de Salud San Camilo, y finalmente el Orquidiario, donde nuevamente nos esperaban con un gran banquete (caldo de gallina con pequeños knödel de harina de maíz, chancho, gallina, yuca frita, plátano frito, knödel de yuca, ensaladas, un exquisito refresco de naranjilla y postre de frutas), mmm ... ¡realmente exquitisto!!

Todos satisfechos y como para bajar la comida, empezamos una nueva caminata. Esta vez de 45 minutos subiendo hasta la casa típica de la familia Egg en Palmatambo. Fue muy interesante y divertida, ya que había que caminar por una estrecha trocha pegada en el cerro en medio de la selva, y para mejorar el físico de muchos, subiendo poco a poco y admirando el paisaje de extraordinaria belleza.

Llegamos a la casa típica, hecha de roble y construida en varios pisos. La conocimos por dentro y por fuera. Nos explicaron cómo vivieron los primeros colonos en casas como ésta, a qué se dedicaban, cómo preparaban sus alimentos, etc., mientras disfrutábamos de una refrescante limonada.

Como realmente hacía mucho calor, todos esperábamos encontrar una playa como la del día anterior. Felizmente nos llevaron a un lugar muy cerca de la casa: una poza natural con pequeñas caídas de agua y perfecta para el momento. Un sueño ...

Ya de regreso tomamos otro camino y visitamos a la prima de María, Josefa Egg. Para variar y para suerte nuestra, también nos esperaba con un delicioso buffet de buñuelos, queques, galletitas de yuca, chocolate con leche y manjarblanco. ¡Una delicia!

Lamentablemente tuvimos que regresar al día siguiente a las 6 de la mañana. En el camino de Pozuzo a Oxapampa paramos frente a la catarate de Rayantambo para tomar algunas fotos. No lo podíamos dejar pasar. Seguimos nuestro camino hasta Lima, con una parada para degustar platos típicos, como el Zamaño, en la Merced.

Estamos seguros que todos disfrutaron del viaje y que quisiéramos repetirlo en cualquier momento. Pozuzo es un bello lugar, no muy conocido y por lo mismo muy especial. Conocimos muchos atractivos de la zona, pero aún hay muchos más por visitar y por descubrir.

Claudia Dopf

Fotos: Erwin Dopf

Programa para revivir la experiencia de este viaje

 

  

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